Se oye un portazo a lo lejos...
Él se encuentra al otro lado de la puerta, enfadado, sin ganas de seguir adelante con aquella extraña historia. No puede más, está cansado de sus continuas dudas y de sus miedos a que en esas 17 semanas las cosas cambien entre ellos. Son amigos, sí, sólo eso; o quizá algo más. Aún sigue sin saber a ciencia cierta a donde conduce todo aquello.
Ella sigue parada ante la puerta intentando comprender el por qué de su marcha, aunque en el fondo realmente conoce sus razones. Solloza en silencio y se siente impotente. Siente como si todo se hubiera derrumbado después de cuatro días increíbles a su lado, o quizá más. Quizá todo empezó mucho antes...
Pero ya nada que hacer salvo tomar una decisión. Una decisión dura para ambos, pero en el fondo una decisión necesaria.
Y entonces apoyada en la puerta ella recuerda aquella conversación que tuvieron días atrás:
-Tienes miedo. Sé que estás asustada por lo que pueda pasar pero no quiero hacerte daño.
-¿Miedo yo?- había respondido ella, pero en el fondo era cierto que estaba asustada, que tenía miedo a lo que pudiera pasar y a perderle. Era su amigo, era alguien especial e importante para ella, era...simplemente era ÉL.
-¿Miedo yo?- había respondido ella, pero en el fondo era cierto que estaba asustada, que tenía miedo a lo que pudiera pasar y a perderle. Era su amigo, era alguien especial e importante para ella, era...simplemente era ÉL.
Y en el reproductor del móvil de ambos y como por casualidad suena la misma canción....
Y entonces ambos saben cual será el siguiente paso que deben dar. Puede que la canción lleve razón. Puede que todavía no sea tarde...
DEJA EL SIGUIENTE PASO SEA EL QUE SEA Y NO LO PLANIFIQUES
ResponderEliminartQ (LL)