15 de agosto de 2012

Nuevos comienzos, antiguas despedidas.


Decidí cambiar mi vida el mismo día en que me dijiste que no podíamos seguir así. Aquella despedida tan espera e inesperada a la vez resquebrajó la serenidad de mi vida, aquella que durante meses había estado construyendo a tu lado. Aquel adiós me dejó sabor a dolor y a recuerdos, pero nunca supuse que me desviaría tanto de mis metas escogidas. Deambulé por la vida como una persona que se obliga a no sentir, desamparada y destruida emocionalmente. Me refugié en los brazos de otras personas pensando que así mi dolor se calmaría, que acallaría a la soledad de mi alma inquieta, pero me equivoqué. Cuanto más me obligaba a ser feliz en otros brazos que no fueran los tuyos, cuanto más hipotecaba mi cariño más daño me hacía. Tú me habías herido pero, incluso yo, era capaz de herirme todavía más.

Decidí que era el momento de dejar de mirar atrás. Ya no estábamos juntos y no sabía si algún día volveríamos a estarlo pero decidí mirar hacia delante por lo que habíamos compartido. Durante meses me convencí de que no existía otra vida que no estuviera ligada a la tuya pero cometí un error, cometí el error de quererte más que a mí misma. Te seguía queriendo y sabía que eso no iba a cambiar por mucho que me empeñara en enlazar mi vida a otras empresas. No valía de nada autoconvencerse de que cualquiera sería mejor que tú cuando eso no era cierto. Nadie ocuparía tu lugar y eso estaba empezando a saberlo.

Abandoné la habitación. Abandoné mis recuerdos de nosotros en aquel estanque donde escuché por última vez tu voz. Y me sentí libre. Te quería tanto que aceptaba la realidad de que no pudieras ser feliz a mi lado, de que quizá no era nuestro momento. No miré nunca más atrás. No te olvidé. Simplemente decidí emprender otro camino. Escogí la vida, escogí la lucha por conseguir mis metas y por un futuro que quizá fuera a tu lado o quizá no. Sólo sabía que no me rendiría, que no me dejaría vencer, que era el momento de dar un paso al frente y sonreír por todas las cosas tan increíbles que me había regalado la vida, tú entre ellas.

1 comentario:

  1. Ains, no lo había leído :O Menos mal que se me ha dado por andar por los blogs ;) Me encanta esta entrada, es optimista y demuestra lo fuerte que eres. Y bueno, ya sabes que de todas formas cada vez que caigas voy a estar yo ahí para recogerte :P

    ¡Un besito mi pequeña!

    You know I love you <3

    ResponderEliminar