30 de enero de 2011

Viajar

Un viaje. Sí, ese viaje que me gustaría hacer contigo. Lejos, demasiado lejos de donde estamos ahora, pero felices; felices de estar juntos, de estar por fin solos, de poder ser simplemente nosotros sin preocupaciones, miedos o estúpidas rayadas...

Viajar despacio, en un pequeño fiat, sentada a tu lado mientras el aire que entra por la ventana bajada del coche me despeina el cabello. Y ver como te giras maravillado una vez más para ver como el sol ilumina mi sonrisa de felicidad, esa que no se borra nunca de mis labios.

Viajar enamorándonos el uno del otro cada vez más, enamorándonos de cada rincón que visitemos juntos, de cada pequeño detalle, de cada inesperada ilusión....O simplemente viajar enamorados y detenernos en cada paisaje para besarnos o abrazarnos, o simplemente para contemplar a tu lado esa sorprendente explosión de belleza.

¿Y si estoy sola? ¿Y si no vienes conmigo?

Entonces viajaré haciendo autostop y conoceré a alguien por casualidad, como me ha pasado contigo; y me enamoraré de esa persona que una vez sin saberlo se cruzó en mi destino, aquella persona a la que hace unos meses apenas conocía y sin la que ahora no me imagino las próximas semanas....

Tengo preparada la banda sonora de la historia, ahora sólo me falta la compañía....¿te vienes? Prometo que al final del viaje me habré enamorado de ti...


28 de enero de 2011

Querer.

A veces querer no es algo que podamos obligarnos a hacer. Quizá querer simplemente sea dejarse llevar por los sentimientos y emociones de un momento sin importar las consecuencias que pueda traer el mañana. Sentir todo aquello que nuestros cinco sentidos sean capaces de captar; abandonarnos dejando de lado, por un momento, la razón; aferrarse a algo intangible; correr riesgos que jamás antes te habías planteado; y demostrar con cada palabra, cada gesto, cada mirada, cada detalle la verdad de tus sentimientos hacia esa persona que te hace sentir especial y único en un mundo en el que, la mayor parte de la gente, no tiene tiempo para detenerse un instante a pensar lo que significa e implica la palabra AMOR.
Porque con el tiempo aprendes que querer es eso y mucho más. Querer es tener ganas de pasar tiempo con alguien, sentir que tu vida no sería lo mismo sin esa persona; pero también crecer, y madurar; y aprender que, lo que la vida te da, también te lo quita, y que sólo viviendo se puede llegar a conocer la grandeza de un amor.

Asique vive, ama, disfruta y deja de lado todos esos problemas insignificantes que no terminen ser todo lo feliz que podrías llegar a ser.
¡Brindemos por el primer día del resto de nuestras vidas!

24 de enero de 2011

Dejarse llevar...

Shhh...Calla. No digas nada más. Déjate llevar. Deja que te desnude lentamente, poco a poco, mientras tú y yo hacemos un pacto con tu sonrisa. Déjame hacerte enloquecer. Déjame besarte una vez más de esa manera, o quizá mil veces más.
Cierra los ojos. Deja la mente en blanco. No pienses en nada. Abrázame fuerte como sólo tú sabes hacerlo mientras desabrocho lentamente el botón de tu pantalón y noto como tu respiración se acelera; y recorro una vez más cada centímetro de tu cuerpo con mis labios.
Sé que dije que no volvería a caer en la tentación pero no puedo evitarlo, no puedo evitar desearte como lo hago. Hacía tanto tiempo que no me sentía tan bien con alguien...Hacía mucho tiempo que no perdía la cabeza del modo en que lo hago contigo y no tengo la intención de pararme a pensar en las posibles consecuencias. Quería seguir besándote en los labios, en el cuello...; recorrer tu torso desnudo con mis manos y hacerte enloquecer a ti también de placer.
Ven. Déjate llevar. Quiero que tu y yo juguemos a un juego arriesgado, un juego en el que ambos podamos perder. ¿Te atreves? Quiero que corramos riesgos...
Entonces dime sí y sígueme besando. Sigue haciéndome el amor despacio o rápido, de un modo salvaje, casi animal, instintivo y alocado. Y no dejes de hacerlo...Sé que nos tenemos ganas asique, ¿ por qué parar ahora? Yo sé que no voy a arrepentirme de cometer esta locura contigo. ¿ Y tú? ¿Estás dispuesto a enloquecer conmigo y a olvidar todo lo que nos rodea durante un tiempo?

Y entonces, sólo entonces estaremos únicamente tú y yo...Nosotros. Un duelo de piel contra piel.

12 de enero de 2011

Decisiones.

Se oye un portazo a lo lejos...

 Él se encuentra al otro lado de la puerta, enfadado, sin ganas de seguir adelante con aquella extraña historia. No puede más, está cansado de sus continuas dudas y de sus miedos a que en esas 17 semanas las cosas cambien entre ellos. Son amigos, sí, sólo eso; o quizá algo más. Aún sigue sin saber a ciencia cierta a donde conduce todo aquello.

Ella sigue parada ante la puerta intentando comprender el por qué de su marcha, aunque en el fondo realmente conoce sus razones. Solloza en silencio y se siente impotente. Siente como si todo se hubiera derrumbado después de cuatro días increíbles a su lado, o quizá más. Quizá todo empezó mucho antes...
Pero ya nada que hacer salvo tomar una decisión. Una decisión dura para ambos, pero en el fondo una decisión necesaria.

Y entonces apoyada en la puerta ella recuerda aquella conversación que tuvieron días atrás:
-Tienes miedo. Sé que estás asustada por lo que pueda pasar pero no quiero hacerte daño.
-¿Miedo yo?- había respondido ella, pero en el fondo era cierto que estaba asustada, que tenía miedo a lo que pudiera pasar y a perderle. Era su amigo, era alguien especial e importante para ella, era...simplemente era ÉL.

Y en el reproductor del móvil de ambos y como por casualidad suena la misma canción....

Y entonces ambos saben cual será el siguiente paso que deben dar. Puede que la canción lleve razón. Puede que todavía no sea tarde...

11 de enero de 2011

What do you want?

Porque a veces sólo hace falta eso, esa chispa que vuelve a encenderlo todo; esa mirada en medio de una sala abarrotada de gente; una sonrisa tras el reencuentro; un abrazo, un ligero beso en los labios y todo vuelve a empezar. Las dudas se disipan y los miedos nos dan una tregua…

Yo quiero aprovecharlo, pero...¿qué quieres tú?

10 de enero de 2011

Noche

Un taxi circulaba por las calles mojadas y tristes de Madrid. Dentro de él dos personas se miraban disimuladamente, a intervalos, como intentando evitar que el otro se diera cuenta de que lo estaba mirando. Ninguno de los dos se atrevía a mirar al otro directamente, era como un duelo de miradas discretas.
Se sentían pletóricos de felicidad tras su encuentro; es más, ambos bromeaban y reían tumbados en la parte trasera del taxi. Relajados, a gusto, e incluso más que eso, más bien, seguros. No importaba donde fueran aquella noche, lo que importaba era que por fin y después de tanto tiempo estaban juntos y esa noche era suya, tan sólo de los dos; y esta vez nadie podría interrumpir lo que estaba predestinado que pasara entre ambos.
Otra risa, otra mirada y una noche negra y larga en el bolsillo de la americana de él. Y sonrisas, miles de ellas, una tras otra y sin descanso; preciosas sonrisas que alumbraban la oscuridad de la noche.
Era increíble ver como dos personas habían podido conectar tan bien en tan poco tiempo, pero ninguno de los dos quiso detenerse a pensar en ello. El taxi paró en algún lugar de la capital y ambos bajaron cogidos de mano.
La aventura acababa de comenzar y aunque conocían el principio, no sabían a donde se dirigía aquello, pero estaban dispuestos a arriesgar, o eso era lo que decían las amplias sonrisas que ambos llevaban dibujadas en sus rostros.

6 de enero de 2011

¿Amor?

Nunca se había enamorado; de hecho, no sabía que era eso de estar a tres metros sobre el cielo o qué se sentía allí, tan alto, con las manos alzadas rozando ligeramente las nubes...
Todo el mundo hablaba de ello. A las chicas se les iluminaban los ojos cuando hablaban de sus relaciones, de la última velada romántica, de lo increíblmente enamoradas que estaban y de todo ese tipo de chorradas en las que ella no creía.
El amor era algo que no existía; era un mito urbano que la gente inventó como otros muchos para obsequiarse con presentes y colmar al otro con múltiples adulaciones. El amor era sólo un sucedaneo  de los lios y el sexo; era algo surrealista, inalcanzable...Era otra tontería más a la que tenía que hacer frente...
Pero, sin embargo, parecía que todo aquello que pensaba estaba cambiando. ¿La razón? Él y su dulzura, él y sus ganas de conocerla, él y su entusiasmo; o simplemente y a secas...ÉL.
Y no paraba de preguntarse como en tan poco tiempo todo había cambiado por completo, como había pasado todo aquello sin que apenas se diera cuenta.
Pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que no se sentía así y tenía ganas de arriesgarse con él. Sí, lo haría.