31 de diciembre de 2011

¡Adiós 2011, adiós!

Ahora, sentada delante de la pantalla de mi ordenador en la víspera del inicio del Nuevo Año me he dispuesto a hacer un repaso de estos últimos 365 días que he vivido.

Sin duda puedo decir que, aunque tengo todo lo que quiero (una familia increíble, unas mejores amigas que a veces no me merezco y algo especial con una persona a la que quiero que me cuida y me hace feliz), este ha sido uno de los años más duros a los que he tenido que hacer frente.

Le pedí al 2011 un año lleno de emociones pero jamás pensé que podría llegar a sufrir y a llorar tanto. Supongo que no puedo quejarme, ha habido momentos en estos 365 días que dejo atrás en los que he sido muy feliz, en los que he tenido la suerte de sentirme querida aunque al final todo acabara de mala manera (me encantaría hablaros de esa persona pero me ha pedido que no vuelva a mencionarle y lo respetaré). Pero no es la única que me ha hecho sentir cosas especiales. Este año he conocido tres maneras distintas de querer y, aunque a veces la vida de muchas vueltas y acabes con la persona que menos esperas, no dejas de preguntarte si habría podido funcionar (nostalgia de sus labios, de su risa, de sus sueños...).

Este año del que me despido me ha hecho madurar: los primeros viajes sola, conocer y pasar un verano increíble al lado de una de las personas más maravillosas que he conocido nunca, ser clara y sincera con mis sentimientos aunque la otra persona no me correspondiera y arriesgar por algo que creía que podía hacerme feliz. No me arrepiento, sí de algunas cosas, pero precisamente de eso no. Tomé una decisión y, aunque al final me alejó de una persona a la que quería, el tiempo terminó dándome la razón, el tiempo y mi propio corazón.

Pero debo decir que, durante todo este tiempo, me he perdido y reencontrado a mí misma demasiadas veces como para llevar la cuenta y sé que ahora mismo desconozco cuál es mi lugar pero pretendo encontrarlo. También he aprendido que las personas a las que más quieres y en las que más confías pueden decepcionarte, dejarte tirada en el momento en el que más lo necesitas pero, es en esos momentos, en los que sabes quién estará ahí para ti y quién no.

Quiero que el 2012 sea un año diferente y por eso lo empiezo de un modo distinto: nada de vestido corto, tacones y alcoholizarse hasta no recordar, no; este año lo empezaré con unos vaqueros sencillos y algo rojo (o rosa como es tradición en mi familia) tomando las uvas en el hospital con una de las personas a las que más quiero y querré nunca. Sé que las emociones que voy a sentir serán distintas a las de todo el mundo y, aunque lo que más me apetezca para iniciar este nuevo año sea besar los labios de esa persona a la que tanto quiero, sé que tendré días para hacerlo, espero que muchos durante el nuevo año.

Pero no es la única manera especial de empezar el año, lo empezaré junto a ella aunque llegue con retraso el día 2 (el día 1 era muy precipitado), serán 3 días y el regalo de Navidades más especial que podrían hacerme y sé que me dará suerte y que me demostrará que está a mi lado como ha hecho durante los tres maravillosos años que hace desde que nos conocemos.

Y, por último, tal y como se debe hacer, un agradecimiento. Hay personas a las que le debo muchísimo este año, personas que me han sorprendido sobremanera y que se han abierto a mí como no pensaba que harían (chicos, lo sabéis, no hace falta que os nombre); personas que me han apoyado, que han crecido a mi lado, que me han enseñado las mayores lecciones de vida y que han estado ahí incluso cuando su imagen no ha sido la mejor de todas. Pero y, sin que sirva de precedente, quiero darle las gracias a  ÉL . Él que, durante cuatro meses en verano y en estas últimas semanas, ha sabido ver en mí algo que los demás no ven; es tan diferente a mí que a veces tengo tanto miedo de perderle que me cohíbo un poco pero sé que le quiero, mucho, a pesar de nuestras mini-disputas y desacuerdos. Es alguien que vale la pena y al que espero conservar durante muchísimos años.

Así que, lo dicho. Año nuevo, vida nueva (yo lo llevaré a rajatabla). Sed felices, disfrutad de la noche, besad a la persona que queréis sin que nada os cohíba y no os emborrachéis en exceso. El año que viene, más y mejor.

27 de diciembre de 2011

Promesas Navideñas

¿Os acordais que os dije hace un par de horas que me iba a afrontar un reto navideño? Pues ya estoy de vuelta y tengo buenas noticias: ¡Ha ido bien! Uff, pensaba que nunca podría decir eso.  Pero supongo que deberé empezar por el principio para que lo entendáis...

¿Cómo describir mis sentimientos cuando hemos vuelto a abrazarnos después de tanto tiempo? Estoy segura de que, si no encuentro las palabras exactas, es precisamente porque ha sido así, indescriptible. 

Es de esas veces que no das el paso porque el orgullo te puede y crees que afrontar el problema, hablar con esa persona a la que tanto quieres e intentar arreglar lo que se rompió en un pasado no servirá para nada. Pero ahora, ahora que me hallo mirando la calle de noche iluminada por la tenue luz de las farolas y Goo Goo Dolls sonando en mi reproductor puedo decir que me siento increíblemente feliz de haber dado ese paso, de haberme arriesgado, porque os puedo asegurar que no habría podido ir mejor.

He pensado mil veces cómo sería ese momento, cómo sería plantarme delante de esa persona y decirla algo como ''me has decepcionado y no sé si voy a poder perdonarte'' y ver la tristeza y el arrepentimiento en sus ojos. Pensé que me saldría ser cruel, que no podría reprimir mi dolor y enfado acumulados durante los últimos meses pero no, cuando he tenido delante a esa persona sólo he querido abrazarla, decirla que la echaba de menos, que no me había sentido igual sin ella y que la quería más que a nada y a nadie. 

¡Dios si hasta a mí me suena moñas!

¿Sabéis? No he sido consciente de lo mucho que significa en mi vida hasta que me he encontrado hoy con dicha persona, cuando la he tenido delante y la he visto tan madura, tan mayor, tan independiente y, sobre todo, tan cambiada. Se ha convertido en la persona que siempre he querido que fuera y hoy me sentido más orgullosa que en toda mi vida. Hoy he comprendido tantas cosas que antes no entendía, hoy he crecido un poco más y me he sentido más humana, más sincera, más directa y más querida.

Las risas, contarse todo el tiempo sin estar al lado de esa persona, las mil y una muestras de afecto, el frío que no sentíamos y las pocas ganas de despedirse. Y la dolorosa pregunta de la última vez: ¿hasta cuándo? ¿Cuánto tiempo sin ver su preciosa sonrisa? 

Una tarde, unas horas de confesiones, de recuerdos, de consejos y buenos momentos que han conseguido borrar todo lo malo. Unas horas que han conseguido ganarle el pulso a todo el dolor escondido en las entrañas. 

Gracias, no sólo por la tarde de hoy; sino por el ''Te quiero'' que me has regalado después por whatsapp, por las promesas que nos hemos propuesto y que espero que cumplamos y por esa lista de propósitos que nos ayudaremos a llevar a cabo. Es una promesa, de esas que duran toda la vida a pesar de los baches, las dudas y la soledad. PROMETO ESTAR SIEMPRE A TU LADO.


Navidades 2.0

Hoy voy rumbo a un gran desafío navideño. He esperado mucho tiempo para enfrentarme a esta situación y hoy voy de lleno. ¿Qué si tengo miedo? Muchísimo, temo que salga mal y que no haya vuelta atrás pero eso me da más ganas de meterme en la ducha, de prepararme para salir a la calle y de coger ''el toro por los cuernos''. 

Deseadme suerte. Esta noche estaré de vuelta para comentar cómo me ha ido y si el resultado es el esperado. 

24 de diciembre de 2011

Gracias.

Hoy, en un día tan especial como es Nochebuena, quiero dedicarle el blog a alguien muy especial para mí.

Quiero dedicárselo a ELLA. Ella que me hace reír, que me escucha, me entiende y acepta mis rarezas. A ella que me hace más fuerte, que se tira al teléfono más de dos horas sólo para ver si estoy bien. A ella que sabe ser una amiga de verdad, que está en lo bueno y en lo malo y que es especial a su manera.

Hace un año y algo que la conocí por primera vez y, a día de hoy, puedo decir que no es sólo una amiga, es mi hermana, es mi pepito grillo, la perseverancia, la inteligencia y la cordura que a mí me falta. Desde el día que la conocí supe que sería alguien especial para mí y desde ese día no ha parado de sorprenderme.

Es cierto que a veces chocamos en cosas porque somos muy distintas, pero siempre sabemos encontrar la manera de arreglarlo todo con una sonrisa y estar más unidas incluso que antes.

A ella que comparte mi gusto por la moda, que lee revistas conmigo en el metro, que hace el bobo y que es siempre leal. A ella que merece la pena, a ella que, aunque siendo cabezota a veces, sabe cuando tiene que dar su brazo a torcer. A ella que es preciosa por fuera y por dentro. A ella que me ha enseñado que, teniendo a amigas como ella, una puede sentirse segura.

Me haces muy feliz, Ana Poyo. No sé si este tablón te emocionará o no porque sé que eres anti todas estas cosas pero es mi manera de agradecerte, no sólo tu apoyo de los últimos días, sino todo lo bueno que le has aportado a mi vida desde que llegaste a ella un mes de Septiembre de 2010. Desde ese momento no ha habido un sólo día en el que no me haya sentido afortunada de tenerte a mi lado.



Te quiero mucho, Poyito.
Hasta hacernos viejas y estar arrugadillas, lo prometo :)

18 de diciembre de 2011

Desgranando palabras muertas...

Haz retumbar las paredes de este cuarto sin ventanas. Derrumba los muros que nos separan y juguemos a quemarnos a fuego lento. Eres como una espiral de infinita oscuridad: me atraes, me alejas,  me retienes y te conviertes en mi vicio, algo que no puedo ni quiero evitar. Eres como una auténtica droga para mí y es que, cuanto más te tengo, más te necesito, más necesito seguirme tirando desde precipicios a tu lado.

Dame de tus besos prohibidos el fruto, de tus noches la locura incansable y de tu cuerpo la pasión y el contacto, que en noches como hoy, anhelo en los rincones de mi colchón desgastado de sentimientos. Haz que brote esa inspiración que sólo me ataca en las noches en las que sé que no te tengo y estoy a un paso de volver a perderte.

Hazme tiritar. Hazme enloquecer. Sé mi montaña rusa pero...NO ME DEJES. Si quieres matarte, si crees que esa es la única forma de escapar, si quieres dejarme a solas con el silencio de tu ausencia, hazlo; pero no voy a rendirme sin luchar, no quiero dejar de estar ahí para desdibujar tus miedos, para aclarar tus dudas y para abrazarte en las noches frías de invierno.

Pero tengo miedo, de ese tipo de miedo que se te agarra a las entrañas y te desgarra poco a poco por dentro. Ojalá lo vieras, ojalá yo pudiera ser tu vía de escape en vez de ese sucio vaso de whisky desgastado que te hace compañía todas las noches. Y las lágrimas empañan mi mirada y no puedo escapar de este asfixiante cuarto sin ventanas.

Tengo una idea. Rompamos con todo y comencemos de nuevo. Lejos de nuestros mundos tan dispares, lejos pero juntos. Yo estoy cansada de ser la chica buena que todo lo hace bien y tú el chico malo de todas las historias, podemos ser diferentes si tú quieres, si tú me quieres

Pero te miro una vez más y has tomado ese maldito camino, has decidido consumirte, acabar poco a poco con esos sueños que fuimos guardando en mi colchón cada noche compartida. Y entonces me alejo, la ira me hace arrancar las hojas de este cuaderno en el cual quería escribir nuestra historia, hojas plasmadas, ahora, de incesantes anhelos. No hay marcha atrás, ya no queda nada más que el ronco sonido del vaso al caer al suelo y llevarte a ti con él. 

Un nuevo adiós, otro compás y el mundo deja de girar...


15 de diciembre de 2011

Hoy, mañana y, a ser posible cada una de mis madrugadas.

He roto con ese maldito tic tac que no paraba de resonar en mi cabeza. He acabado con las dudas, con los miedos, con el insomnio y los celos. Me he caído una vez más pero esta vez sí he sabido como levantarme. Afuera hace frío pero yo no necesito abrigo. Voy de temeraria, voy de ilusionista, voy a despertar a tus pestañas dormidas en una fugaz mañana de esas en las que todavía tiritas.

Duerme conmigo esta noche, mañana no estaré aquí cuando el alba te acurruque entre sus brazos, mañana no seré más que un cansado retazo de tu sueño, mañana seré eso, mañana seré sólo, silencio.

No pretendo demostrarte cuán feliz puedes ser a mi lado, creo que eso ya lo sabes. Quiero que un día comprendas que, desde hace infinidad de primaveras, mis latidos eternos de este desbocado corazón, han sido para ti y para nadie más, que si rompes las cadenas nos vamos, que lo único que quiero es amanecer en tu piel desnuda. Hoy, mañana y, a ser posible, cada una de mis madrugadas.


8 de diciembre de 2011

Pluma, tinta y papel.

No siento el suelo bajo mis pies. Camino descalza sobre el frío asfalto mientras los coches juegan a esquivarme. Siento que no voy a ninguna parte, que estoy atascada que, por más que intento seguir adelante, no puedo porque siento que me falta algo y sé, a ciencia cierta, que ese algo que me falta eres TÚ.

Es cierto, consigues sacar lo peor de mí muchas veces pero creo que eso es porque verdaderamente me conoces y a mí contigo siempre me puede el orgullo. Es un quiero y no puedo, una pelea constante por ver quien sale ganando pero, por mucho que finjamos que a ambos no nos duele esta situación, yo no paro de darme golpes contra las paredes decoradas de mi cuarto y sí, por si tienes alguna duda, tampoco voy a dejar de quererte como te quiero. ¡Qué narices! Por mucho que me esfuerce en negarlo, por mucho daño que me hagas, te voy a querer siempre.

Y te preguntarás curioso, ¿a qué vienen ahora estas palabras? ''Siempre, mal y tarde'', te responderé yo, pero supongo que, porque aunque trate de disfrazar como me siento, algún día acabarás descubriendo toda la verdad y yo no podré excusarme. No habrán más palabras a medias que decir. Ya no podré esconderme tras un blog plagado de sentimientos.  

6 de diciembre de 2011

Sentimientos desgranados en noches eternas

Devuélveme todas las noches que he malgastado en tu colchón. Devuélveme los besos, los amaneceres, los abrazos, los sueños, los meses invertidos en tu mirada. Devuélveme todo lo que me robaste desde el momento uno en que nos conocimos. Devuélveme mi dignidad, mi vitalidad, mis ganas de empezar, de seguir adelante, de mejorar. Devuélveme mi vida, los días de calor dejados atrás, la risa, los secretos, las ilusiones de niños pequeños. Devuélvemelo todo y estaremos en paz.

No gastes más saliva en mentiras, me he cansado de escucharte. Cuanto más me importas, más me dañas, más me inundas, más infeliz me haces. ¿El problema? Que tú no lo comprendes, que no entiendes que sólo quiero que cojas esa puerta y te marches, que no quiero que vuelvas, que no quiero malgastar a tu lado ni un segundo más de mi tiempo.

No soy capaz de mirarte a la cara, no soy capaz de pensar en ti sin lágrimas en los ojos. Has conseguido sacar a relucir mi arrepentimiento y sé que, arrepentirse de ser, por un período corto de tiempo, eterno es un pecado, pero yo ya no quiero recordar ni uno de los besos que compartimos, no quiero pensar en todos los sacrificios que hice para estar a tu lado y que tú nunca lograste ver. 

Sí, he sido feliz pero, ¿quién me devuelve todas las lágrimas derramadas en mi almohada tras cada nueva decepción, tras cada nueva caída? He desgastado mi corazón a base de golpes con la realidad y ya no puedo recuperarlo. Ese es el precio, ese es el precio que he pagado por haberte querido tanto.

5 de diciembre de 2011

Cuasi Invierno

En un resquicio de mi memoria, donde aún habitan tus palabras, juego a buscarle sentido a los días que he compartido contigo. Y, a pesar de errar siempre en el mismo punto, malgastar mis oportunidades de ser feliz en sucias habitaciones de alquiler, aún siento que tu cariño me protege desde la distancia.
Cometí el error más grande de todos los días de mi existencia, dejé escapar, no a la persona a la que más quería, sino a la persona que más me quería.
Estos días pasados, entre anocheceres, noches largas y frías de cuasi invierno, silencios, arrepentimientos, conversaciones por mundos virtuales y alguna lágrima de más; he aprendido una de las lecciones más importantes de mi vida. He aprendido que, si realmente tienes algo que te hace feliz, aunque sólo sea un poco, aprovéchalo, vívelo, cuídalo como si fuera el mayor tesoro que puedas encontrar, nunca sabes cuando lo echarás de menos.
Habrán tentaciones por el camino, lo sé. Personas que fingirán que les importas sólo para autodemostrarse que siguen siendo sólo eso, tentaciones. Jugarán a tenerte la mayor parte de las veces y nunca sabrás a ciencia cierta si los sentimientos son verdaderos.
Pero ante todo, y esto es lo más importante, no te dejes utilizar por seres que te prometen una felicidad vana cuando lo único que quieren es rellenar su saco de conquistas de estaciones. No vale la pena chocarse contra muros que jamás conseguirán derrumbarse.
Los corazones helados no son capaces de sentir, ¿recuerdas?

Y entonces, sólo entonces, comprendes el porqué de tu decisión, por qué elegiste el calor en vez del frío y por qué, a pesar de que el frío siga intentando colarse en tu vida para dañarte, tú sólo deseas que el calor vuelva y tu felicidad venga con él.

2 de diciembre de 2011

Propongo un brindis: ¡por los amigos!

Por esos que saben estar ahí incluso cuando no es su obligación, por aquellos que te escuchan aunque les hayas contado la misma historia mil veces, por aquellos que se quedan hasta las 2 de la madrugada sólo para demostrarte cuán equivocada estabas, por aquellos que te llegan incluso estando lejos, por aquellos que están ahí para levantarte tras cada nueva caída, por los que te valoran como eres, por los que se abren a ti y te permiten conocerlos, por los que valen la pena, por los que luchan, por los que te infunden paciencia, por los que te hacen reír con cualquier cosa y por aquellos que te muestran una parte de ti misma que no conocías. Pero también por aquellos que saben respetar tus silencios, por aquellos que se alegran de tus decisiones, por aquellos que te dan su cariño cuando lo necesitas y no eres capaz de pedirlo y por aquellos que te han visto llorar y han estado ahí para secar tus lágrimas.

Este mes de Diciembre quiero dedicárselo a mis amigos. Puede que no sean muchos pero sin duda son los mejores que podría tener. Porque son perfectos con sus cosas buenas y malas y porque me complementan en muchos aspectos. Porque les quiero más que nada y son personas realmente importantes para mí.

1 de diciembre de 2011

París

Y entonces lo recuerdo...Echo la vista atrás y me vienen a la mente todos mis recuerdos de ti, de los días a tu lado, de todas las cosas que queríamos conseguir juntos. No puedo evitarlo. Nostalgia. Tristeza. Dolor. ¿Dónde han quedado todos esos instantes que le robamos a la eternidad? ¿No prometimos ser por siempre tú y yo? ¿Cómo hemos terminado así?

Hubo un tiempo en el que lo tenía todo. Tenía atrapada en mi mente tu mirada, tenía el corazón de la persona que más amaba y tu preciosa sonrisa en los mejores y en los peores momentos. Cuando estábamos juntos conseguías parar el minutero y las horas dejaban de correr.

París, ¿recuerdas? Una estación entera de miradas, de besos bajo la Torre Eiffel, de sueños compartidos, ilusiones y te quieros dichos y no dichos en noches eternas a la luz de las velas en un restaurante romántico de nuestra preciosa ciudad.

Que no importaba a dónde fueramos, que daba igual, que teníamos el plan de ser felices juntos, de ser eternos para siempre, de querernos hasta romper los esquemas, hasta el fin del mundo. Y yo aún te quiero. Lo hice en el pasado y lo hago ahora, lo sabes, eres la persona más importante en mi vida, tal y como fue tiempo atrás.

Ojalá pudiéramos volver a lo que fuimos y no fuimos. Salvar lo que teníamos. Ojalá fuera posible volver a besarte de nuevo y jugar a olvidarnos del resto. Pero, por mucho que desee que te des cuenta de todo esto, soy consciente de que nunca lo harás.

Llegó la estación posterior y te arrastró con ella. Perdimos el control de la situación. Nos odiamos, nos peleamos, nos tiramos los trastos a la cabeza, nos dijimos tantas cosas que dolieron...Y tú, tú no supiste ir en contra de todo eso y terminamos perdiéndonos.

Ahora gasto el tiempo en encontrar la manera de volver a aquellos recuerdos y hacer todo de otra manera pero esa canción, ''nuestra'' canción, sigue sonando en el reproductor y tú no estás aquí...

París se ha quedado vacía sin ti.