28 de febrero de 2012

Cartas de Invierno...

Mis pestañas enlazadas con tus amaneceres. Despertar uno al lado del otro. Recordar la noche anterior hablando hasta caer rendidos. Sentirnos íntimos, cercanos, ilusionados. Pero como todo, como dijimos cuando empezamos a conocernos, esto no puede durar más que un amor de verano. Pero no es Verano, es Invierno y yo no quiero dejar de abrazarte. Partiré en seis meses lejos de mi hogar pero eso no significa que quiera dejarte aquí. Tú eres mi hogar. Tú eres todo lo que necesito para ser feliz, para respirar y poco importa que nadie lo entienda. No sé si nos queremos, quizá aún es pronto para decir eso pero me siento segura cuando me llamas mientras espero el metro que me lleve a mi casa tras una noche de sábado cualquiera. Tú en el sur del país, yo en el centro pero sin perder esa conexión, sin perder las ganas de seguir hablando. Hacer la noche jóven entre tus brazos. Caer rendida ante tus besos. Querer tocarte y que seas mío durante todo el tiempo que decidas quedarte. No puedo dejar de pensar en ti, no puedo ni quiero. Me tienes conquistada. Prometí que volvería a escribirte y aquí estoy. Las cosas han cambiado desde ese día. Ya no somos los mismos, somos incluso mejores, tú me haces mejor. Me haces reír, nunca pierdes la esperanza y tienes esa fuerza para hacerme sonreír incluso cuando amanece lluvioso y no puedo tener tus labios. Madrid se queda pequeño para nosotros, quiero comenzar contigo este viaje. He conocido noches infinitas pero ninguna comparada a las que he pasado a tu lado desde que por casualidad nos conocimos. Poco importa quiénes hayamos sido antes, poco importa que nuestros pasados sean diferentes y complicados, poco importa los obstáculos que la vida pueda ponernos. Coge las maletas, preparate para el viaje. Invitarte a venir conmigo a Milán y que decidas quedarte. No tengo más que decir. Las palabras se escapan solas de mis labios. Tengo ganas de llamarte. Tengo ganas de volver a escuchar tu voz. Tengo ganas de...(shh, es un secreto, algo que sólo sabremos tú y yo, o mejor dicho, Nosotros).

23 de febrero de 2012

Sensaciones.

Deslizaba sus palabras por el cuaderno plagado de sueños. Desgranaba recuerdos entremezclados con deseos de cosas que jamás había llegado a poseer en esencia. Divagaba entre la realidad más absoluta y la ficción más irreal desmontando los castillos de arena que él mismo había construído antaño. Tenía la mirada de alguien que había vivido mucho pero que contaba poco. Era fascinante mirarle a intervalos sentado tres mesas alejado de donde yo me hallaba, intentaba escribir un par de versos que acabarían en meros esbozos de lo que un día fui. No me importaba que afuera estuviera lloviendo, o que mi compañera de al lado me mirara con cara extrañada. Estaba absorta. Anhelaba algo que jamás podría tener y que nunca había conocido y eso lo hacía trepidante.

Levanté la cabeza una vez más y le encontré mirándome intrigado. Parecía como si supiera que las palabras que se reflejaban aquí fueran lo que recorría su mente en ese momento, como si supiera que estaba escribiendo sobre él. El arcoiris de nuestros ojos se cruzó y, por primera vez, pude contemplar sus preciosos ojos azules. Eran claros, muy claros, casi cristalinos y decían tanto... Bajé la mirada corriendo. Me sentía algo avergonzada y aturdida. Sentía que había entrado de mí como un rayo y me había calado. Sentía miedo. Temblaba...

12 de febrero de 2012

Desconocidos

Hoy es noche cerrada. Es Invierno y en la calle hace un frío que se cala hasta los huesos. Yo estoy dentro, refugiada en un jersey de lana gordo y escuchando las voces de los niños que corretean por el pasillo de mi casa (tranquilo, no son mis hijos sólo mis primos pequeños).

Tengo ganas de salir, ¿sabes? Dejarme las dudas en casa y que me invites a bailar en una noche de sábado como la de hoy. Me gustaría preguntarte qué te parece el plan y si tú respuesta será afirmativa pero no consigo que des señales de vida. Tengo miedo de que tengas novia y de mil inseguridades más pero quiero correr el riesgo. Dicen que quién no arriesga, no gana y yo estoy empezando a aplicarmelo.

Me apetece acortar las distancias y arremeter contra nuestro deseo (alomejor la única que te desea aquí soy yo, quién sabe). Dejarnos de frases, palabras sueltas y civismo y lanzarnos al vacío. Juntos, separados, como tu quieras. Me muero por conocerte, ¡Mierda! Cuanto te escribí por primera vez no esperaba que me pasara algo de esto. Pero es así, no puedo evitarlo y mira que lo he intentado. Ya no quiero luchar, no quiero oponerme, quiero dejar de jugar al perro y al gato y jugar a cosas de mayores (por favor, no pienses mal, las noches a veces me traicionan).

Tus palabras llenan mis amaneceres y me deleito imaginando como serás, qué hará de tu vida algo tan interesante y quién eres en realidad. Juego a imaginar cuál es tu música favorita, qué haces en tu tiempo libre y con qué sueñas cuando acabes la carrera.

Sigue siendo noche cerrada. Los niños me están llamando, quieren que juegue con ellos. Tengo que dejarte, tengo que marcharme. Volveré a escribirte, lo prometo. Algún día cuando vuelva a tener tiempo. Algún día más de Invierno.

1 de febrero de 2012

Nueve semanas y media a base de besos.

Nueve semanas y media a base de besos. El recuerdo de tus días golpeando las esquinas de mi incontrolada mente soñadora. Tus noches, tus ausencias, tu cuerpo contra el mio en un susurro, un orgasmo y, después, caer rendidos. 

Nueve semanas y media a base de besos. Llenarme de tu esencia, quemarnos a fuego lento, jugar con nuestras lenguas traviesas y dejar olvidados nuestros miedos. Y es que deseo todo de tu cuerpo, perderme en él y jamás volver a encontrarme. 

Nueve semanas y media a base de besos. Tu olor en mi almohada y a café recién hecho. Tus anécdotas desperdigadas por mis anocheceres y tu ropa desplegada sobre la cama. Una noche desenfrenada de pasión sin límite. Romper esquemas, crear emociones, ahuyentar dudas y comernos a besos.

Nueve semanas y media a base de besos y una eternidad de recuerdos. Te echo de menos, ¿cómo explicar de qué manera me siento cuando tú estás lejos? Y es que te anhelo. Anhelo tus mitades inconexas, tus cuentos inventados, tus besos de buenas noches, mis noches de pura acción a tu lado y que me abraces y respetes nuestros silencios. Llegar tarde a casa cogidos de la mano y quitarle importancia a lo que piense el resto del mundo.

Nueve semanas y media a base de besos. Un cosquilleo a la altura del ombligo cuando pienso en tus labios, un tembleque extraño cuando rozas mi cuerpo, una sonrisa idiota cuando te delatas mirándome de arriba abajo y apartas la mirada corriendo.

Y entonces nos miramos y todo vuelve a comenzar. Otras nueve semanas y media, nuevas aventuras que inventar en esa cama que salvaguarda nuestras inseguridades, otro amanecer despertando a tu lado y otro y otro más, y dejar de echarte de menos y vivir sólo cuando estés conmigo y olvidarnos del resto y....

Vale...¿qué te parece si volvemos a reinventarnos en Febrero?