30 de enero de 2013

Noches de insomnio


Alomejor es eso lo que me hace falta ahora. Una relación que se construya día a día, basada en el cariño, en tardes sentados en la mesa de un bar hablando, en ratos cocinando entre risas. Quizá no hace falta que sea irracional para que sea sincero y te llene. Quizás es eso, quizás es que me he acostumbrado tanto a que me hagan daño que el hecho de que ahora me quieran de una manera tan sana me abruma.

Y es bonito cuando me mira de esa manera, cuando su mano roza ligeramente la mía o me abraza sin venir a cuento y es bonito porque no va deprisa, porque no entiende de tiempo, no entiende de presiones, simplemente es alegre, reconfortante y saludable para ambos.

Son noches sentada delante de un ordenador pensando en cómo será el día siguiente a su lado aunque él te repita, cada día, que deberías vivir más y pensar menos. Y es que te hace bien. Es pausado, sincero, coherente e incluso desconcertante. Tienes dudas porque no es el típico chico con el que siempre has estado y puede que eso sea lo bueno, que es diferente y  tierno, que sabe lo que quiere y que quiere lo que tiene, que aprecia cosas que tú no sabes apreciar y que te enseña a cómo hacerlo.

Y  es que quizá deba ser así, quizá deba ser amistad sincera y luego cariño y con el tiempo quien sabe si algo más y puede que empiece por conformismo o por seguridad pero puede que con el tiempo se convierta en eso que siempre se espera y puede que sea así porque cuando le miras no sientes que esté roto por dentro y tus defectos, todas tus inseguridades, se disipan cuando te dice que incluso sin maquillar eres preciosa.

Pero después de todo nunca sabrás si estás preparada porque te has roto tantas veces que te da miedo que esta sólo sea otra recaída más, que sea otro bache y que te hundas incluso más de lo que ya estás pero, ¿cómo podría alguien tan dulce como él hacerte daño?

Las noches son largas y frías con esa ausencia de cariño que te acompaña desde hace meses. Los días se hacen eternos cuando no tienes alguien con quien compartir incluso las cosas malas del día. Y los amaneceres…eso ya es otro cantar. Por eso su compañía, en los días impares, se torna como una ráfaga de aire fresco entre tanta organización, inseguridad y excesivo perfeccionismo. Porque cuando estás a su lado el tiempo deja de contar en el minutero y los momentos de dispersión, de dejarse llevar se alargan en tardes frías del mes de Enero. Porque, como bien dicen, no tiene que ser perfecto para ser bonito y no tiene que ser pactado para ser real, esperanzador y, a veces, incluso apetecible. Porque a veces está bien dejarse llevar si es con la persona adecuada.

2 comentarios:

  1. Yo no sé si es que no me cuentan las cosas o lo poco que sé no me cuadra con tus escritos, pero ya me dirás. Me encanta la entrada, es bonita y positiva, aunque un tanto melancólica... pero ya sabes que adoro los textos de tristeza, soy masoca :S

    Besiños guapa.

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  2. Mi chiquilla, tan sumamente tontita. Lleva razón en muchas cosas. Eres preciosa sin maquillaje, tienes más virtudes que defectos y sobre todo. Podrías tener a todo chico que quisieras.
    Te di mi opinion, si tu eres feliz , yo lo soy.

    Un beso pequeña. Se te quiere por este sur helado.

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