12 de agosto de 2014

Barcelona huele a ti...

Este fin de semana, al pasear por las calles de esta maravillosa ciudad, he imaginado como habría sido todo con el tacto suave y tostado de tu piel sobre mi mano. Te he imaginado sintiéndote pequeño desde  el Tibidabo, paseando en una tarde de Invierno por la Barceloneta escuchando Red Hot, viendo amanecer en cualquier garito de la Via Olimpica con tu Long Island en mano. Y me he imaginado, contigo, riendo como la primera vez, soñando con los ojos abiertos, haciendo mil planes para acabar escuchando el mar abrazados.

He imaginado como me habría gustado que fuera, el estar contigo, la cara que habría puesto al oírte decir ''te quiero'' al anochecer sobre el puente levadizo camino al Maremagnum, una vuelta por Paseo de Gracia y Via Laietana en moto agarrada a tu cintura. Y esa imagen, la de dos personas enamoradas corriendo como locas por las calles de la Ciudad Condal, intercambiando besos y cosquillas y cosquillas y besos por todo el Barrio Gótico se me ha antojado lo más hermoso del mundo.

Barcelona sabe a ti. Sabe a vino espumoso en la Champagneria y al mejor de los cocktails en una discoteca cualquiera. Barcelona sabe a ese champagne con el que nunca brindaremos, a ese helado con el que nunca jugaré a mancharte la nariz y a recuerdos, supongo.

Jamás antes habría pensado que una sola ciudad pudiera despertar en mí semejante nostalgia. Nostalgia de ti, de tus besos, de tus manías que me sacaban de quicio, te tus ''te quiero'' sin venir a cuento y de los amaneceres que un día fueron el mejor refugio para nuestros abrazos.

Y es que, para mí, Barcelona eres . Barcelona es tu cabello corto y oscuro, tus ojos color avellana brillantes y preciosos. Barcelona es tu sonrisa dormida, tu tacto suave y tus cosquillas infinitas. Barcelona es un ''quiero que este momento dure eternamente'', tuyo, dicho a media voz al oído y tu personalidad inquieta, tus ganas de vivir y de comerte el mundo. Barcelona es despertarse a tu lado sin saber qué esperar pero sabiendo a ciencia cierta que hagas lo que hagas acabarás sonriendo.

Sí, Barcelona me recuerda a ti. Y, aunque es cierto que ese recuerdo se torna melancólico y doloroso, la belleza de imaginarlo convierte cada instante no vivido en el mejor de todos los que ya no compartiremos. 




1 comentario:

  1. Oish, qué cosas más bonitas y tristes escribes, como siempre...

    Un besiño princesa :*

    ResponderEliminar