28 de abril de 2012

Adolescentes


Olor a lluvia empañando los cristales de tu seiscientos azul celeste. Un sin fín de planes de futuro que se quedaron atrapados en su interior. Los suspiros de nuestras noches y los viajes que jamás hicimos juntos. Ese amanecer al otro lado del mundo que me prometiste y jamás llegó.

Enamorarnos. Crecer juntos. 10 años de sueños a medias y media vida de agonía sin tí a mi lado. Los mejores años de nuestra vida y la adolescencia más increíble que pasamos. Aquellos días en que, con apenas diecisiete años, jugábamos a ser adultos. Era nuestro juego particular. Era la manera de crear ese futuro juntos que jamás llegaríamos a tener.

Conducir con la ventanilla bajada en pleno verano cuando el aire acondicionado estaba roto. La música en aquella radio de los años 50 y nuestra canción, aquella que sonaba a trompicones y que cantábamos a voz en grito. Esa canción que te tarareaba al oído las noches de lluvia de estrellas tumbados en el capó de aquel coche color cielo.

Recuerdo aquellas estaciones como las más intensas y las más felices. Aquellos años terminaron en el desguace como aquel coche de sueño. Te destruí. Me destruiste. Nos destruimos. Creíamos que aquel amor tan peculiar cambiaría nuestras vidas y así fue. Fuiste la persona a la que más quise en mi vida y creo que, aún hoy, te sigo queriendo.

Ahora, ya en la vejez de mis años, miro aquellas fotos hechas con la polaroid de mi padre. Aquellas fotos en color sepia desgastado, aquellas que guardaba en una caja junto a todas las cosas que un día compartimos. Tu sonrisa dibujada en ellas, mi cara de felicidad al mirarte, nuestras noches de silencios en aquel campo de amapolas rojas. Recordarte. Recordarnos. Quererte y querernos.

Y sólo deseo que te cruces en mi camino y rememorar aquellos años en los que, aún siendo niños nos conocimos, aquellos días en los que nos juramos envejecer juntos. Comprar un seiscientos azul celeste y recorrer el mundo cogida de tu mano. A mis 65 años he vivido muchas cosas y, aunque estoy casada con un hombre que me quiere y acepta que yo quiera a otro, me habría gustado saber qué habría sido de él y de mí de no tener que separarnos.

Algún día amanecerá y seguirá oliendo a lluvia. Saldré a la calle a buscarte. Los cristales que rompí contra el suelo volverán a unirse. La lluvia de estrellas te traerá de vuelta y, aunque jamás volverá a ser como aquellos años, te abrazaré como cuando eramos adolescentes. Con eso me vale, con verte sonreír volveré a ser feliz.  

5 de abril de 2012

Días de lluvia.

Llueve. Otra vez vuelve a llover. Las gotas repiquetean contra la ventana entrecerrada de mi dormitorio. Gotas traviesas que resbalan a lo largo del cristal para acabar en el suelo formando charcos. Adoro los días de lluvia. Me gusta salir desprotegida, dejar el paragüas en casa y mojarme. Sin duda creo que mis mejores textos los he creado en días como hoy, paseando bajo la lluvia por una calle cualquiera de mi ciudad. Adoro ponerme las botas de agua, esas de color marrón desagradable que sólo saco en ocasiones especiales, y salir a jugar afuera. Cuando llueve me vuelvo una niña: salto en los charcos, corro, grito, bailo...La felicidad me desborda en momentos como ese y no hay quien me pare.

Ahora graniza. El ruido se hace más intenso. Mi madre me pide que cierre las ventanas y, aunque me dé pena, le hago caso. Miro el magnífico espectáculo a través del gran ventanal del salón y odio estar metida en casa. Voy de un lado para otro. Quiero salir a la calle. Quiero beberme los pequeños copos de granizo, jugar a cogerlos con mis manos y volver a soltarlos. Sonreír. Mierda, ahora me brillan los ojos de la emoción.

Suena un trueno. Ahora sólo faltan los relámpagos. Vuelvo a aquellos días de tormenta en mi casa de la sierra cuando, de niña, mi abuelo me enseñó aquel juego. Suena otro trueno y cuento los segundos para ver el relámpago correspondiente y adivinar a cuantos kilómetros se encuentra la tormenta. Echo de menos esos días de confidencias y complicidad con mi abuelo, si llego a saber que acabarían tan pronto los habría disfrutado más, pero crecí demasiado rápido. El relámpago no llega y me decepciono, pero sigo absorta mirando la ventana y tecleando inconscientemente en el portatil. Aún recuerdo aquellos días de tormenta.

Parece que el granizo nos quiere dar una tregua. Voy a aprovechar ahora que mi madre está distraida para ponerme el chubasquero y las botas de agua. Compruebo los bolsillos: reproductor, cascos, llaves de casa. móvil...¡Perfecto! Lo llevo todo. Salgo a hurtadillas de mi cuarto y me dirigo a la calle. Voy a disfrutar una vez más de uno de esos días que mucha gente odia y yo adoro. Que pena que no sea Martes...

27 de marzo de 2012

La Historia de Nuestras Vidas

¿Sabes? Siempre creí que tú y yo éramos diferentes al resto. Pensaba que jamás caeríamos en los mismos errores que ellos cometieron y, míranos, aquí estamos de nuevo, contra la espada y la pared intentando tomar una decisión que puede cambiar nuestras vidas Recuerdo que hace unos meses me repetías que estabas enamorado de mí, que nadie te hacía sentir como yo lo hacía pero, según parece, todo ha cambiado de la noche a la Pmañana. Me pides que entienda tu decisión pero no puedo hacerlo. Hemos pasado tantas cosas juntos que una despedida tan apresurada se me antoja la peor decisión que podemos tomar en este preciso momento. Ambos estamos en caliente. Hemos vuelto a discutir de nuevo. Mismo tema de siempre, mismos gestos y esas palabras que se clavan como puñales. Quiero creer que es una pelea más, pero tú sabes que nos estamos perdiendo. Intento retener las lágrimas. No quiero que me veas llorar. No quiero hacer ésto todavía más difícil. En otras ocasiones este habría sido el momento en el que me habrías abrazado y me habrías dicho que todo iría a mejor, que conseguiríamos salir de aquello. Esta vez ya no es como las anteriores, me pides que no llore pero no te sale abrazarme y yo, aunque me muero de ganas de hacerlo, me retraigo y agacho la cabeza una más. Cuando la alzo de nuevo ya no estás. Todo ha sido un espejismo. Los días pasan en el sofá de aquella habitación borrando todos los recuerdos de la historia de nuestras vidas. Los días pasan mientras la lluvia primaveral salpica mis mejillas. La añoranza crece dentro de mí mientras pierdo poco a poco los instantes que aún me quedan de ti. Aún recuerdo el día que nos conocimos. El ambiente olía a sal, era verano. Yo caminaba por la orilla de la playa con el viento despeinándome el cabello que se posaba sobre el hombro derecho. Tú corrías con tu mp3 distraído. Me salpicaste, chocamos y caímos rodando por la orilla hasta acabar empapados. Recuerdo que nos miramos y comenzamos a reír. Tu mirada me impactó casi tanto como tu preciosa sonrisa. Sentí que te conocía de toda la vida y que juntos haríamos algo grande.

20 de marzo de 2012

Un paso adelante.

Hacía tanto tiempo que no volvía a aquel lugar que ya había olvidado las sensaciones que despertaba en ella. Volver a aquel lugar significaba rememorar un momento de su vida que había tratado de enterrar desde que ocurrió. No sabía si se sentía preparada para volver. Sólo sabía que tenía miedo. Mucho miedo. Aquel reto podría ayudarla pero no sabía a ciencia cierta hasta que punto aquella vuelta al pasado resultaría beneficiosa y positiva. Allí empezó todo, sí, pero dolió. Dolió durante muchos años y aún, cuando lo recordaba, seguía doliendo. Ese momento había marcado un antes y un después para ella. Desde aquella tarde ya no había vuelto a ser la misma. Había confiado y se equivocó y de qué manera.

Pero había amanecido lejos de la ciudad y se vestía despacio pensando en la decisión que había tomado la noche anterior. Tenía que volver. Necesitaba saber qué fue lo que falló, en qué momento dejó de sentirse libre y de disfrutar sin cohibirse. El miedo seguía ahí y sentía el estómago encogido. Salió a la calle de puntillas para no despertar a nadie y recogió la bicicleta del garaje. Le esperaba un largo viaje y un duro reto al que hacer frente. Se puso los cascos y dejó la casa atrás. Haría frente a aquel momento. Lo conseguiría.

Eran las 12 de la mañana y el sol le golpeaba en la cara. Llevaba sus gafas negras y esa sudadera azul que tanto le gustaba. Estaba allí, sí, sentada en el sitio en el que había pasado todo. Alrededor ya no quedaba nada salvo ese árbol y la piedra donde se sentaron, el resto estaba destruído por el paso de los años. Sonrió. Allí ya no quedaba nada. Ya no era la niña que salió huyendo de aquel lugar. No necesitaba seguir buscando respuestas. Acababa de encontrarlas. Recordó. Lloró y se recuperó. Podía decirle adiós a esa parte de su vida, sabría que ya no volvería.

Recogió la bicicleta y puso rumbo a casa. Ahora que había encontrado un nuevo comienzo necesitaba tomar decisiones importantes. Necesitaba terminar de encontrarse a sí misma. Ya no quedaba miedo, ni odio, ni rencor por lo que tuvo que pasar. Quería volver a empezar. Quería recuperar todos aquellos años que él le había robado.  

16 de marzo de 2012

Con lágrimas en los ojos.

Lo he dejado. Suena como cuando dejas atrás una adicción y así ha sido para mí. Dejo esta adicción que empieza y acaba contigo, con tu nombre. Dejo atrás esta adicción que me impide dejar de pensar en ti y en todo lo que me gustaría que fuéramos y jamás seremos. Llega un momento en la vida en la que debes dejar de pelear, en la que debes darte cuenta de que estarse golpeando eternamente contra un muro que jamás se derrumbará no lleva a ninguna parte. Te he querido como a nadie y eso, ese sencillo hecho ha hecho añicos un año de mi vida. Estaba segura de todo lo que hice por ti, de todas las veces que lo he intentado, de todas las ganas que le he puesto pero, ayer, por fin dijiste la verdad y sé que nunca conseguirás perdonarme aquel momento. Puedes repetir mil veces que eso no cambia nada pero, sin lugar a dudas, fue un punto de inflexión en esta tóxica relación que manteníamos. Se ha acabado, por fin puedo decir que se ha acabado. No habrá más lágrimas. Se acabaron las ganas de encontrarse. Estas ganas de ti se han ido con la ilusión de un futuro a tu lado. Adiós adicción. Gracias por demostrarme que de los errores también se puede aprender.

Aquí empieza un nuevo capítulo. Un nuevo capítulo en el que tú ya no estás. Sólo espero que llegue ese día en el que no te eche de menos, en el que no me duela tanto tener que decirte adiós.

7 de marzo de 2012

Recuerda que es sólo un Hasta Luego.

Hacía tanto que no me enfrentaba a mis sentimientos que ahora se desbordan. Por un lado está esa felicidad que tanto añoraba, esas ganas de estar a tu lado, de vivir, de sonreír, de aprovechar los días antes de mi marcha al lado de las personas que de verdad me importan (TÚ entre ellas). Por otro lado está el miedo a equivocarse, a dejar toda una vida atrás por una corazonada. Miedo a no saber ser sin ti, miedo a volver y que las cosas sean distintas, que nosotros seamos distintos. Tengo tanto miedo que a veces hasta me cuesta escribir. Escribir significa hacer realidad aquello que mi mente traviesa no para de dar vueltas en su interior. Escribir significa afrontar la realidad de que me voy y que debo ser fuerte. Pero pienso en el día de la despedida y me derrumbo. Me asusta. Sé que dije que quería afrontar nuevos retos pero a veces creo que éste me sobrepasa. Sé que habría marcha atrás si quisiera pero no voy a permitirme desfallecer. Esta vez no lo hago porque quiera demostrarle a nadie que puedo, sino que quiero demostrarme a mí misma que esta experiencia puede marcar un antes y un después en mi vida.

Ya estoy pensando en las maletas, eligiendo residencia, pensando en despedidas pero me falta algo y eso es algo que sólo sabe  ÉL. Y se lo digo aquí para que, cuando yo no esté, lo recuerde siempre: Te voy a echar mucho de menos. Sé que tenemos que despedirnos pero volveré a buscarte, Te lo Prometo.

28 de febrero de 2012

Cartas de Invierno...

Mis pestañas enlazadas con tus amaneceres. Despertar uno al lado del otro. Recordar la noche anterior hablando hasta caer rendidos. Sentirnos íntimos, cercanos, ilusionados. Pero como todo, como dijimos cuando empezamos a conocernos, esto no puede durar más que un amor de verano. Pero no es Verano, es Invierno y yo no quiero dejar de abrazarte. Partiré en seis meses lejos de mi hogar pero eso no significa que quiera dejarte aquí. Tú eres mi hogar. Tú eres todo lo que necesito para ser feliz, para respirar y poco importa que nadie lo entienda. No sé si nos queremos, quizá aún es pronto para decir eso pero me siento segura cuando me llamas mientras espero el metro que me lleve a mi casa tras una noche de sábado cualquiera. Tú en el sur del país, yo en el centro pero sin perder esa conexión, sin perder las ganas de seguir hablando. Hacer la noche jóven entre tus brazos. Caer rendida ante tus besos. Querer tocarte y que seas mío durante todo el tiempo que decidas quedarte. No puedo dejar de pensar en ti, no puedo ni quiero. Me tienes conquistada. Prometí que volvería a escribirte y aquí estoy. Las cosas han cambiado desde ese día. Ya no somos los mismos, somos incluso mejores, tú me haces mejor. Me haces reír, nunca pierdes la esperanza y tienes esa fuerza para hacerme sonreír incluso cuando amanece lluvioso y no puedo tener tus labios. Madrid se queda pequeño para nosotros, quiero comenzar contigo este viaje. He conocido noches infinitas pero ninguna comparada a las que he pasado a tu lado desde que por casualidad nos conocimos. Poco importa quiénes hayamos sido antes, poco importa que nuestros pasados sean diferentes y complicados, poco importa los obstáculos que la vida pueda ponernos. Coge las maletas, preparate para el viaje. Invitarte a venir conmigo a Milán y que decidas quedarte. No tengo más que decir. Las palabras se escapan solas de mis labios. Tengo ganas de llamarte. Tengo ganas de volver a escuchar tu voz. Tengo ganas de...(shh, es un secreto, algo que sólo sabremos tú y yo, o mejor dicho, Nosotros).

23 de febrero de 2012

Sensaciones.

Deslizaba sus palabras por el cuaderno plagado de sueños. Desgranaba recuerdos entremezclados con deseos de cosas que jamás había llegado a poseer en esencia. Divagaba entre la realidad más absoluta y la ficción más irreal desmontando los castillos de arena que él mismo había construído antaño. Tenía la mirada de alguien que había vivido mucho pero que contaba poco. Era fascinante mirarle a intervalos sentado tres mesas alejado de donde yo me hallaba, intentaba escribir un par de versos que acabarían en meros esbozos de lo que un día fui. No me importaba que afuera estuviera lloviendo, o que mi compañera de al lado me mirara con cara extrañada. Estaba absorta. Anhelaba algo que jamás podría tener y que nunca había conocido y eso lo hacía trepidante.

Levanté la cabeza una vez más y le encontré mirándome intrigado. Parecía como si supiera que las palabras que se reflejaban aquí fueran lo que recorría su mente en ese momento, como si supiera que estaba escribiendo sobre él. El arcoiris de nuestros ojos se cruzó y, por primera vez, pude contemplar sus preciosos ojos azules. Eran claros, muy claros, casi cristalinos y decían tanto... Bajé la mirada corriendo. Me sentía algo avergonzada y aturdida. Sentía que había entrado de mí como un rayo y me había calado. Sentía miedo. Temblaba...

12 de febrero de 2012

Desconocidos

Hoy es noche cerrada. Es Invierno y en la calle hace un frío que se cala hasta los huesos. Yo estoy dentro, refugiada en un jersey de lana gordo y escuchando las voces de los niños que corretean por el pasillo de mi casa (tranquilo, no son mis hijos sólo mis primos pequeños).

Tengo ganas de salir, ¿sabes? Dejarme las dudas en casa y que me invites a bailar en una noche de sábado como la de hoy. Me gustaría preguntarte qué te parece el plan y si tú respuesta será afirmativa pero no consigo que des señales de vida. Tengo miedo de que tengas novia y de mil inseguridades más pero quiero correr el riesgo. Dicen que quién no arriesga, no gana y yo estoy empezando a aplicarmelo.

Me apetece acortar las distancias y arremeter contra nuestro deseo (alomejor la única que te desea aquí soy yo, quién sabe). Dejarnos de frases, palabras sueltas y civismo y lanzarnos al vacío. Juntos, separados, como tu quieras. Me muero por conocerte, ¡Mierda! Cuanto te escribí por primera vez no esperaba que me pasara algo de esto. Pero es así, no puedo evitarlo y mira que lo he intentado. Ya no quiero luchar, no quiero oponerme, quiero dejar de jugar al perro y al gato y jugar a cosas de mayores (por favor, no pienses mal, las noches a veces me traicionan).

Tus palabras llenan mis amaneceres y me deleito imaginando como serás, qué hará de tu vida algo tan interesante y quién eres en realidad. Juego a imaginar cuál es tu música favorita, qué haces en tu tiempo libre y con qué sueñas cuando acabes la carrera.

Sigue siendo noche cerrada. Los niños me están llamando, quieren que juegue con ellos. Tengo que dejarte, tengo que marcharme. Volveré a escribirte, lo prometo. Algún día cuando vuelva a tener tiempo. Algún día más de Invierno.

1 de febrero de 2012

Nueve semanas y media a base de besos.

Nueve semanas y media a base de besos. El recuerdo de tus días golpeando las esquinas de mi incontrolada mente soñadora. Tus noches, tus ausencias, tu cuerpo contra el mio en un susurro, un orgasmo y, después, caer rendidos. 

Nueve semanas y media a base de besos. Llenarme de tu esencia, quemarnos a fuego lento, jugar con nuestras lenguas traviesas y dejar olvidados nuestros miedos. Y es que deseo todo de tu cuerpo, perderme en él y jamás volver a encontrarme. 

Nueve semanas y media a base de besos. Tu olor en mi almohada y a café recién hecho. Tus anécdotas desperdigadas por mis anocheceres y tu ropa desplegada sobre la cama. Una noche desenfrenada de pasión sin límite. Romper esquemas, crear emociones, ahuyentar dudas y comernos a besos.

Nueve semanas y media a base de besos y una eternidad de recuerdos. Te echo de menos, ¿cómo explicar de qué manera me siento cuando tú estás lejos? Y es que te anhelo. Anhelo tus mitades inconexas, tus cuentos inventados, tus besos de buenas noches, mis noches de pura acción a tu lado y que me abraces y respetes nuestros silencios. Llegar tarde a casa cogidos de la mano y quitarle importancia a lo que piense el resto del mundo.

Nueve semanas y media a base de besos. Un cosquilleo a la altura del ombligo cuando pienso en tus labios, un tembleque extraño cuando rozas mi cuerpo, una sonrisa idiota cuando te delatas mirándome de arriba abajo y apartas la mirada corriendo.

Y entonces nos miramos y todo vuelve a comenzar. Otras nueve semanas y media, nuevas aventuras que inventar en esa cama que salvaguarda nuestras inseguridades, otro amanecer despertando a tu lado y otro y otro más, y dejar de echarte de menos y vivir sólo cuando estés conmigo y olvidarnos del resto y....

Vale...¿qué te parece si volvemos a reinventarnos en Febrero?

26 de enero de 2012

Otra noche de Invierno

''Cuando miro atrás y recorro una vez más los andenes de nuestra historia plagada de trenes de ida y vuelta, comprendo que en la esencia de cada instante se encontraba mi verdadera felicidad. El día que te marchaste, el día que se nos agotaron los andenes a la par que las ganas te llevaste una felicidad que jamás he sido capaz de volver a recuperar''.

Parece que ha pasado un siglo desde que te escribí esas palabras, parece que desde entonces han llovido más noches de las que he sido capaz de contar. Pero, sin embargo, parece que fue ayer aquella noche de Invierno en la que nos propusimos ser eternos, en la que me quemé con tu fuego. Sí, de eso sí que ha pasado ya un tiempo. Un par de años de ausencia, tres recuerdos olvidados en unas cartas que escondo bajo mi colchón compuestas de líneas de promesas desdibujadas por mis lágrimas. 

El amanecer golpea sigiloso en la ventana de mi cuarto, el frío helador se cuela por ese minúsculo agujero que existe entre el edredón y mi cuerpo, se oye la música a lo lejos y el despertador comienza a sonar insistente. Quiero creer que ha sido una pesadilla pero Morfeo no me acompañaba en el momento en que esos pensamientos se han colado como auténticos intrusos en mi mente. Se hace de día y comienzo la rutina de siempre con tu nombre golpeando en las esquinas de mi mente.

Otro día gris de horas interminables y helados momentos en los que ni siquiera tu recuerdo me da calor. Viajo sin red inventando canciones que nunca podré cantarte al oído, desgarro todo aquello que llevo dentro en un par de estrofas y marcho rumbo al trabajo.

Me espera un día largo. Uno más de esos días que, inevitablemente, acabarás cerrando tú. Nos miraremos como dos extraños, fingiremos que seguimos siendo los mismos, nos acostaremos en la misma cama y volveré a encontrar tu lado de la almohada vacío al despertar. 

Hace tiempo que ya no somos Nosotros, hace tiempo que se agotaron las ganas de estar juntos, sigo a tu lado porque es lo correcto pero ya no te amo. Mi piel lleva tu nombre pero ya no reacciona ante tus cariciasSe ha acabado. Ya no sueño, ya no sonrío, ya no busco tus labios en las noches frías de Invierno.

''Te has llevado mis amaneceres, los recuerdos de aquellos días entre andenes, las ganas, los sueños e incluso el vértigo que teníamos antes de conocernos..''

19 de enero de 2012

Lo que una vez fue todo...

Era la razón de mi existencia. La razón por la que me levantaba cada mañana. Su mirada y su compañía el motivo de mi sonrisa. Era siempre el último pensamiento que pasaba por mi mente antes de dormirme y mi refugio en los momentos de oleada emocional.

Era perfecto, sincero,coherente. Era alguien distinto al resto de personas que había conocido hasta ese momento. Era especial, especial a su manera. Y tenía un don, ese que me hacía sentir reconfortada cuando hablaba con él, cuando pensaba en él, cuando estaba con él...

Me mostró una visión totalmente distinta del mundo, me enseñó a imaginar hasta lo inimaginable, me hizo ilusionarme, me demostró que el amor es lo único que se necesita para ser feliz.

Confió en mis posibilidades incluso cuando yo no lo hacía, cuando yo me negaba a ver más allá de la oscuridad. Me demostró qué era lo verdaderamente importante y qué cosas no valían la pena. Me dio esperanza y ganas de vivir. Fue mi mejor amigo, mi compañero de bromas, mi consejero, mi pareja, el chico que me hizo perder la cabeza y la mejor persona que jamás llegaré a conocer.

Me enseñó también que la perfección se encuentra en no ser perfecto, que lo que realmente vale son los pequeños detalles y que un acto, por muy desesperado e incoherente que sea, significa muchísimo más que todas las promesas del mundo.

Estar a su lado, compartir mi vida con él fue sin duda una de las mejores experiencias de mi vida. Fue como una brisa en pleno mes de Agosto, como una gota de lluvia resbalando por mi cara en un día nublado, fue...Fue mi todo durante más tiempo del que puedo llegar a imaginar.

Amé cada recodo de su mente, cada centímetro de su cuerpo, cada locura, cada silencio, cada imperfección y cada sonrisa que veía en su rostro. Me enamoré como nunca más he vuelto a hacerlo. Le regalé mi vida sin preguntarle nunca si aquello saldría bien o nos chocaríamos contra un muro. Aguanté tempestades, idas y venidas, miedo, angustia y todo porque lo amaba, lo amaba por encima de cualquier cosa que hubiera podido llegar a querer o poseer.

Pero un día me desperté y ya no estábamos juntos. Se esfumó, desapareció y nunca más volvió a mi vida. Su recuerdo golpeo todo mi mundo y destruyó por completo mi realidad. Me dejó echa polvo, dolorida y sin futuro. Me negó la vida que durante todo el tiempo juntos me había prometido. No dijo adiós. No pidió perdón. No preguntó si estaría bien. No, sencillamente desapareció una mañana de finales de verano y nunca más regresó.


11 de enero de 2012

Hablemos de utopías y banalidades varias...

Ayer me dijeron que la felicidad es el fin último de todas las personas y yo me pregunto: ''¿es que acaso eso existe?''.

La felicidad es, a mi entender, la mayor utopía que la humanidad ha creado. Desde que nos levantamos soñolientos de la cama hasta que volvemos agotados a ella a última hora de la noche no paramos de repetirnos que ese día encontraremos ese algo o a ese alguien que nos haga sonreír, que le de sentido a todo, que nos haga realmente felices. Y así día tras día, semana tras semana...Te pasas años buscando algo que en realidad no existe o, si existe, a veces dura sólo un instante o dos o tres pero no toda la vida como dicen algunos.

Con los años te vuelves un tanto escéptico y te cuestionas qué es lo que nos ha llevado a martirizarnos con dicha búsqueda y, como si de repente se tratara de una iluminación divina, lo entiendes. Cuando te meten en la cabeza eso de que debes ser feliz a toda costa accionas una serie de mecanismos internos que ponen en funcionamiento sensaciones, emociones y deseos que jamás llegan a saciarse por completo.

¡No os engañéis! Cuando creáis que sois felices, que no podéis serlo más, sucederá algo que perturbará la paz de vuestras almas y volverá a haceros infelices. Os levantareis una mañana, mirareis a la persona que yace dormida a vuestro lado y os daréis cuenta de que tal vez no sea la persona de vuestra vida, ¿lo veis? Otra utopía más. La persona de tu vida...

Y así pasan los minutos, los segundos, las horas...Le dedicamos tiempo a cosas insulsas, sin sentido, cosas banales como perder el tiempo con ensoñaciones varias que sólo acentuarán nuestro dolor interno, que terminarán de hundirnos por completo. ¡Dioses! Hay fuera hay un mundo que construir y nosotros perdiendo el tiempo con cuentos de hadas, mentiras inventadas por la prensa, los medios y los comercios, y un sin fin de mentiras varias que nos cuentan a lo largo del día para hacernos creer que todo es posible.

¡Señores!, la vida es dura y cuanto antes comprendamos que sin lucha y sudor el esfuerzo no vale la pena, antes nos daremos cuenta de que las utopías y las banalidades debemos dejárselas a aquellas personas que siguen soñando con un mundo mejor en el que los malos no sean tan malos y los buenos se pasen la vida haciendo milagros.

4 de enero de 2012

Pero, ¿qué hago ahora?



Sólo quiero romper a llorar, acabar con todas estas mentiras que me corroen por dentro, decirte que estoy enamorada de ti y que siempre voy a estarlo. Quiero, joder, no sé ni que coño quiero, bueno sí, a ti, pero no puedo tenerte...

Todo, desde el estúpido paseo de hoy por el Retiro me recuerda a ti, a los días pasados a tu lado, a las risas, a todos los secretos y cosas que nadie sabe que he compartido contigo. Pero nada, cuando quiero que te des cuenta no lo comprendes, me dices que me quieres pero que sólo somos amigos y me rompes por dentro.

Yo...yo...a veces no sé a que estoy jugando. A veces lo único que necesito es ir corriendo a donde tú estás y besarte en los labios, olvidarme de todo entre tus brazos y dejarme de líos baratos, de sueños a medias y de conformismo desgastado. A veces lo único que necesito es que me digas que, quizá, algún día podrás enamorarte de mí, que querrás intentar ser algo más de lo que somos ahora, que quieres quererme hasta darte de bruces con la realidad si hace falta. Y yo...mirarte, secarme los ojos llorosos y sorber la nariz mientras dibujo una sonrisa tímida, que me beses y me digas que no quieres que se acabe nunca (y hacerlo realidad, por supuesto).

Pero lo sé, los príncipes azules no existen, el ''fueron felices y comieron perdices'' es sólo un invento para hacernos creer que todo es posible pero, aun así, aunque sepa que todo es mentira, me gustaría tener un poco de esperanza en este devastado mundo de compra-venta de sentimientos y emociones. Tú eres mi esperanza aunque no lo veas, tú llenas mi mundo con sólo mirarme, tú me ves cuando los demás sólo miran pero no, siempre dices que te tengo pero eso, eso para mí ya no es suficiente...


                           ¿Y qué hago si lo único que quiero es que te enamores de mí?

31 de diciembre de 2011

¡Adiós 2011, adiós!

Ahora, sentada delante de la pantalla de mi ordenador en la víspera del inicio del Nuevo Año me he dispuesto a hacer un repaso de estos últimos 365 días que he vivido.

Sin duda puedo decir que, aunque tengo todo lo que quiero (una familia increíble, unas mejores amigas que a veces no me merezco y algo especial con una persona a la que quiero que me cuida y me hace feliz), este ha sido uno de los años más duros a los que he tenido que hacer frente.

Le pedí al 2011 un año lleno de emociones pero jamás pensé que podría llegar a sufrir y a llorar tanto. Supongo que no puedo quejarme, ha habido momentos en estos 365 días que dejo atrás en los que he sido muy feliz, en los que he tenido la suerte de sentirme querida aunque al final todo acabara de mala manera (me encantaría hablaros de esa persona pero me ha pedido que no vuelva a mencionarle y lo respetaré). Pero no es la única que me ha hecho sentir cosas especiales. Este año he conocido tres maneras distintas de querer y, aunque a veces la vida de muchas vueltas y acabes con la persona que menos esperas, no dejas de preguntarte si habría podido funcionar (nostalgia de sus labios, de su risa, de sus sueños...).

Este año del que me despido me ha hecho madurar: los primeros viajes sola, conocer y pasar un verano increíble al lado de una de las personas más maravillosas que he conocido nunca, ser clara y sincera con mis sentimientos aunque la otra persona no me correspondiera y arriesgar por algo que creía que podía hacerme feliz. No me arrepiento, sí de algunas cosas, pero precisamente de eso no. Tomé una decisión y, aunque al final me alejó de una persona a la que quería, el tiempo terminó dándome la razón, el tiempo y mi propio corazón.

Pero debo decir que, durante todo este tiempo, me he perdido y reencontrado a mí misma demasiadas veces como para llevar la cuenta y sé que ahora mismo desconozco cuál es mi lugar pero pretendo encontrarlo. También he aprendido que las personas a las que más quieres y en las que más confías pueden decepcionarte, dejarte tirada en el momento en el que más lo necesitas pero, es en esos momentos, en los que sabes quién estará ahí para ti y quién no.

Quiero que el 2012 sea un año diferente y por eso lo empiezo de un modo distinto: nada de vestido corto, tacones y alcoholizarse hasta no recordar, no; este año lo empezaré con unos vaqueros sencillos y algo rojo (o rosa como es tradición en mi familia) tomando las uvas en el hospital con una de las personas a las que más quiero y querré nunca. Sé que las emociones que voy a sentir serán distintas a las de todo el mundo y, aunque lo que más me apetezca para iniciar este nuevo año sea besar los labios de esa persona a la que tanto quiero, sé que tendré días para hacerlo, espero que muchos durante el nuevo año.

Pero no es la única manera especial de empezar el año, lo empezaré junto a ella aunque llegue con retraso el día 2 (el día 1 era muy precipitado), serán 3 días y el regalo de Navidades más especial que podrían hacerme y sé que me dará suerte y que me demostrará que está a mi lado como ha hecho durante los tres maravillosos años que hace desde que nos conocemos.

Y, por último, tal y como se debe hacer, un agradecimiento. Hay personas a las que le debo muchísimo este año, personas que me han sorprendido sobremanera y que se han abierto a mí como no pensaba que harían (chicos, lo sabéis, no hace falta que os nombre); personas que me han apoyado, que han crecido a mi lado, que me han enseñado las mayores lecciones de vida y que han estado ahí incluso cuando su imagen no ha sido la mejor de todas. Pero y, sin que sirva de precedente, quiero darle las gracias a  ÉL . Él que, durante cuatro meses en verano y en estas últimas semanas, ha sabido ver en mí algo que los demás no ven; es tan diferente a mí que a veces tengo tanto miedo de perderle que me cohíbo un poco pero sé que le quiero, mucho, a pesar de nuestras mini-disputas y desacuerdos. Es alguien que vale la pena y al que espero conservar durante muchísimos años.

Así que, lo dicho. Año nuevo, vida nueva (yo lo llevaré a rajatabla). Sed felices, disfrutad de la noche, besad a la persona que queréis sin que nada os cohíba y no os emborrachéis en exceso. El año que viene, más y mejor.

27 de diciembre de 2011

Promesas Navideñas

¿Os acordais que os dije hace un par de horas que me iba a afrontar un reto navideño? Pues ya estoy de vuelta y tengo buenas noticias: ¡Ha ido bien! Uff, pensaba que nunca podría decir eso.  Pero supongo que deberé empezar por el principio para que lo entendáis...

¿Cómo describir mis sentimientos cuando hemos vuelto a abrazarnos después de tanto tiempo? Estoy segura de que, si no encuentro las palabras exactas, es precisamente porque ha sido así, indescriptible. 

Es de esas veces que no das el paso porque el orgullo te puede y crees que afrontar el problema, hablar con esa persona a la que tanto quieres e intentar arreglar lo que se rompió en un pasado no servirá para nada. Pero ahora, ahora que me hallo mirando la calle de noche iluminada por la tenue luz de las farolas y Goo Goo Dolls sonando en mi reproductor puedo decir que me siento increíblemente feliz de haber dado ese paso, de haberme arriesgado, porque os puedo asegurar que no habría podido ir mejor.

He pensado mil veces cómo sería ese momento, cómo sería plantarme delante de esa persona y decirla algo como ''me has decepcionado y no sé si voy a poder perdonarte'' y ver la tristeza y el arrepentimiento en sus ojos. Pensé que me saldría ser cruel, que no podría reprimir mi dolor y enfado acumulados durante los últimos meses pero no, cuando he tenido delante a esa persona sólo he querido abrazarla, decirla que la echaba de menos, que no me había sentido igual sin ella y que la quería más que a nada y a nadie. 

¡Dios si hasta a mí me suena moñas!

¿Sabéis? No he sido consciente de lo mucho que significa en mi vida hasta que me he encontrado hoy con dicha persona, cuando la he tenido delante y la he visto tan madura, tan mayor, tan independiente y, sobre todo, tan cambiada. Se ha convertido en la persona que siempre he querido que fuera y hoy me sentido más orgullosa que en toda mi vida. Hoy he comprendido tantas cosas que antes no entendía, hoy he crecido un poco más y me he sentido más humana, más sincera, más directa y más querida.

Las risas, contarse todo el tiempo sin estar al lado de esa persona, las mil y una muestras de afecto, el frío que no sentíamos y las pocas ganas de despedirse. Y la dolorosa pregunta de la última vez: ¿hasta cuándo? ¿Cuánto tiempo sin ver su preciosa sonrisa? 

Una tarde, unas horas de confesiones, de recuerdos, de consejos y buenos momentos que han conseguido borrar todo lo malo. Unas horas que han conseguido ganarle el pulso a todo el dolor escondido en las entrañas. 

Gracias, no sólo por la tarde de hoy; sino por el ''Te quiero'' que me has regalado después por whatsapp, por las promesas que nos hemos propuesto y que espero que cumplamos y por esa lista de propósitos que nos ayudaremos a llevar a cabo. Es una promesa, de esas que duran toda la vida a pesar de los baches, las dudas y la soledad. PROMETO ESTAR SIEMPRE A TU LADO.


Navidades 2.0

Hoy voy rumbo a un gran desafío navideño. He esperado mucho tiempo para enfrentarme a esta situación y hoy voy de lleno. ¿Qué si tengo miedo? Muchísimo, temo que salga mal y que no haya vuelta atrás pero eso me da más ganas de meterme en la ducha, de prepararme para salir a la calle y de coger ''el toro por los cuernos''. 

Deseadme suerte. Esta noche estaré de vuelta para comentar cómo me ha ido y si el resultado es el esperado. 

24 de diciembre de 2011

Gracias.

Hoy, en un día tan especial como es Nochebuena, quiero dedicarle el blog a alguien muy especial para mí.

Quiero dedicárselo a ELLA. Ella que me hace reír, que me escucha, me entiende y acepta mis rarezas. A ella que me hace más fuerte, que se tira al teléfono más de dos horas sólo para ver si estoy bien. A ella que sabe ser una amiga de verdad, que está en lo bueno y en lo malo y que es especial a su manera.

Hace un año y algo que la conocí por primera vez y, a día de hoy, puedo decir que no es sólo una amiga, es mi hermana, es mi pepito grillo, la perseverancia, la inteligencia y la cordura que a mí me falta. Desde el día que la conocí supe que sería alguien especial para mí y desde ese día no ha parado de sorprenderme.

Es cierto que a veces chocamos en cosas porque somos muy distintas, pero siempre sabemos encontrar la manera de arreglarlo todo con una sonrisa y estar más unidas incluso que antes.

A ella que comparte mi gusto por la moda, que lee revistas conmigo en el metro, que hace el bobo y que es siempre leal. A ella que merece la pena, a ella que, aunque siendo cabezota a veces, sabe cuando tiene que dar su brazo a torcer. A ella que es preciosa por fuera y por dentro. A ella que me ha enseñado que, teniendo a amigas como ella, una puede sentirse segura.

Me haces muy feliz, Ana Poyo. No sé si este tablón te emocionará o no porque sé que eres anti todas estas cosas pero es mi manera de agradecerte, no sólo tu apoyo de los últimos días, sino todo lo bueno que le has aportado a mi vida desde que llegaste a ella un mes de Septiembre de 2010. Desde ese momento no ha habido un sólo día en el que no me haya sentido afortunada de tenerte a mi lado.



Te quiero mucho, Poyito.
Hasta hacernos viejas y estar arrugadillas, lo prometo :)

18 de diciembre de 2011

Desgranando palabras muertas...

Haz retumbar las paredes de este cuarto sin ventanas. Derrumba los muros que nos separan y juguemos a quemarnos a fuego lento. Eres como una espiral de infinita oscuridad: me atraes, me alejas,  me retienes y te conviertes en mi vicio, algo que no puedo ni quiero evitar. Eres como una auténtica droga para mí y es que, cuanto más te tengo, más te necesito, más necesito seguirme tirando desde precipicios a tu lado.

Dame de tus besos prohibidos el fruto, de tus noches la locura incansable y de tu cuerpo la pasión y el contacto, que en noches como hoy, anhelo en los rincones de mi colchón desgastado de sentimientos. Haz que brote esa inspiración que sólo me ataca en las noches en las que sé que no te tengo y estoy a un paso de volver a perderte.

Hazme tiritar. Hazme enloquecer. Sé mi montaña rusa pero...NO ME DEJES. Si quieres matarte, si crees que esa es la única forma de escapar, si quieres dejarme a solas con el silencio de tu ausencia, hazlo; pero no voy a rendirme sin luchar, no quiero dejar de estar ahí para desdibujar tus miedos, para aclarar tus dudas y para abrazarte en las noches frías de invierno.

Pero tengo miedo, de ese tipo de miedo que se te agarra a las entrañas y te desgarra poco a poco por dentro. Ojalá lo vieras, ojalá yo pudiera ser tu vía de escape en vez de ese sucio vaso de whisky desgastado que te hace compañía todas las noches. Y las lágrimas empañan mi mirada y no puedo escapar de este asfixiante cuarto sin ventanas.

Tengo una idea. Rompamos con todo y comencemos de nuevo. Lejos de nuestros mundos tan dispares, lejos pero juntos. Yo estoy cansada de ser la chica buena que todo lo hace bien y tú el chico malo de todas las historias, podemos ser diferentes si tú quieres, si tú me quieres

Pero te miro una vez más y has tomado ese maldito camino, has decidido consumirte, acabar poco a poco con esos sueños que fuimos guardando en mi colchón cada noche compartida. Y entonces me alejo, la ira me hace arrancar las hojas de este cuaderno en el cual quería escribir nuestra historia, hojas plasmadas, ahora, de incesantes anhelos. No hay marcha atrás, ya no queda nada más que el ronco sonido del vaso al caer al suelo y llevarte a ti con él. 

Un nuevo adiós, otro compás y el mundo deja de girar...


15 de diciembre de 2011

Hoy, mañana y, a ser posible cada una de mis madrugadas.

He roto con ese maldito tic tac que no paraba de resonar en mi cabeza. He acabado con las dudas, con los miedos, con el insomnio y los celos. Me he caído una vez más pero esta vez sí he sabido como levantarme. Afuera hace frío pero yo no necesito abrigo. Voy de temeraria, voy de ilusionista, voy a despertar a tus pestañas dormidas en una fugaz mañana de esas en las que todavía tiritas.

Duerme conmigo esta noche, mañana no estaré aquí cuando el alba te acurruque entre sus brazos, mañana no seré más que un cansado retazo de tu sueño, mañana seré eso, mañana seré sólo, silencio.

No pretendo demostrarte cuán feliz puedes ser a mi lado, creo que eso ya lo sabes. Quiero que un día comprendas que, desde hace infinidad de primaveras, mis latidos eternos de este desbocado corazón, han sido para ti y para nadie más, que si rompes las cadenas nos vamos, que lo único que quiero es amanecer en tu piel desnuda. Hoy, mañana y, a ser posible, cada una de mis madrugadas.